Efesios 4:13 hasta que todos lleguemos
a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto,
a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo;
Hebreos 5.12 Debiendo ser ya maestros después de tanto tiempo, tenéis
necesidad de que se os vuelva a enseñar cuáles son los primeros rudimentos de
las palabras de Dios; y habéis llegado a ser tales, que tenéis necesidad de
leche y no de alimento sólido.
¿De qué manera fue discipulado usted, cuando aceptó a Cristo? ¿Cuál es la meta del discipulado cristiano?
Si queremos discipular a otros, el primer paso es ocuparnos de
nuestro propio crecimiento. Estoy en condiciones de ayudar a otro cuando yo
mismo estoy creciendo en conocimiento y obediencia a Dios. Si no estoy
creciendo como discípulo de Jesucristo, ¿cómo puedo pretender ayudar a otro?
En cada congregación encontramos personas que ayudan a crecer y
otras que necesitan ayuda. ¿Qué es
usted: un ‘ayudante’, o sigue siendo un
‘bebé’? Si no está colaborando para edificar a la iglesia de Dios, necesita que
alguien lo ayude a salir de la infancia.
Lo que esto implica para muchos es que deben abrir su Biblia,
buscar las evidencias de un verdadero discípulo y comenzar a practicarlas. Debemos
ser modelo para aquellos a quienes estamos formando, mostrar por el ejemplo
cómo seguir y obedecer a Jesucristo. La llamada ‘crisis de la juventud’ en las iglesias, se debe, en gran medida, a la
falta de buenos modelos.
Un proceso para toda la vida
Tal
como ocurre en nuestra familia, en la iglesia también tendremos que ayudarnos
mutuamente a crecer. La meta es llegar a ser como Jesucristo.
Esto significa que nadie ‘ha llegado’, y no necesita aprender más.
El crecimiento es un proceso continuo. Habrá algunos más adelante y otros que
vienen atrás. Siempre habrá hermanos que han progresado más que nosotros en el
camino, y otros a quienes podemos ayudar. Todos los que conocemos a Jesucristo
tenemos algo que ofrecer a los que no lo conocen. Con apenas un mes de vida
cristiana, ya tenemos algo para ofrecer al hermano que acaba de nacer; nunca es
demasiado temprano para dar una mano al que viene atrás. Es cierto que todos
estamos muy ocupados y casi nadie puede darse el lujo de pasar mucho tiempo con
otros.
De todas maneras, es imprescindible hacerlo.
Extraído de: Cómo Jesús discipuló a sus 12 / P.T Chandapilla