Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros
fuésemos hechos justicia de Dios en él. 2 Corintios 5:21
Este versículo tiene solo quince palabras en el original griego pero esas quince palabras expresan la doctrina de la sustitución como ningún otro versículo en la Biblia. Ese concepto de la sustitución está en el corazón del evangelio. ¿Quién fue el que no conoció pecado? Solo hubo una persona que viviera sin pecado y esa fue Jesús. Dios hizo que Jesucristo, quien nunca pecó, se hiciera pecado por nosotros.
¿Qué significa que Dios hizo que Cristo se hiciera pecado?
Algunos enseñan que en realidad Jesucristo se convirtió en un pecador en la cruz y por lo tanto fue castigado en la cruz. Algunos incluso enseñan que Jesús tuvo que ir al infierno durante tres días para pagar por esos pecados y después de pagar por sus pecados, se le permitió que resucitara de los muertos. Nada de eso es verdad.
En la cruz, Jesucristo tenía que ser el Cordero sin mancha, el sacrificio perfecto. En l cruz seguía siendo sin defecto. Él fue santo en la eternidad antes que fuera humano, luego vivió una vida santa y sigue siendo santo en la eternidad. Para seguir siendo plenamente dios y plenamente humano, Cristo tenía que permanecer santo, sin defecto y separado de los pecadores. ¡Él es el único que no conoció pecado, y basta! No es simplemente uno que no conoció pecado hasta la cruz.
Cuando la Biblia dice que Cristo se hizo pecado significa solo en cierto sentido; que Dios lo trató como si fuera un pecador, aunque no lo era. Permítame ser más específico. En la cruz, Dios trató a Jesús como si Él hubiera personalmente cometido cada pecado de cada persona que creería en Él, aunque en realidad no había cometido ninguno. Eso es lo que significa la sustitución. Jesucristo como nuestro substituto, llevando nuestro castigo. Como ya nos mostró Isaías 53, Dios puso el castigo por nuestros pecados sobre Él, aunque Él era el Hijo de Dios sin pecado.
El resto del versículo nos dice la razón por la que Cristo fue hecho pecado por nosotros. Lo fue para que pudiéramos ser justicia de Dios en Él. Ese es el otro aspecto de la sustitución. Dios trató a Jesucristo como si fuera un pecador para podernos tratar como si fuéramos justos. ¿Se ha preguntado alguna vez por qué Jesús tenía que venir al mundo y vivir treinta y tres años cuando casi no tenemos información alguna de sus primeros treinta años? ¿Por qué tuvo que molestarse con esos treinta años? Si yo hubiera sido Dios, podría haber dicho: “Hijo, necesito que bajes y mueras por los pecados de todos los que han de creer. Solamente llevará un fin de semana. Bajas el viernes para que seas crucificado, sales del sepulcro el domingo y puedes volver”. Si su único propósito era la muerte y resurrección, ¿para qué los primeros treinta años? He aquí la respuesta: Jesús dijo cuando iba a ser bautizado por Juan que debía cumplir toda justicia. Él estuvo haciendo eso durante toda su vida, llevando una vida plenamente justa. Hebreos 4:15 dice que Él fue tentado en todo como lo somos nosotros pero sin pecado. Fue tentado como niño, como joven y como adulto pero no pecó.
¿Por qué tuvo que llevar esa vida sin pecado? Para que su vida sin pecado se acreditara en nuestra cuenta. Esa es la doctrina de la sustitución: Que la vida sin pecado de Jesucristo pudiera dársele a usted, o serle “imputada”. En la cruz, Dios trató Jesús como si él viviera la vida de usted, de modo que Dios pueda tratarlo a usted como si viviera la vida de Jesucristo. Ese es el meollo del evangelio.
extraído de www.gracia.org
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