viernes, 11 de diciembre de 2009


LA GRATITUD EN LOS MOMENTOS DIFICILES

Dar gracias a Dios todos los días por las infinitas bendiciones que nos ofrece nos abre el camino para que nos lleguen más bendiciones.
Cuando nos sentimos agradecidos por nuestras experiencias pasadas y presentes, transcendemos los juicios de lo que consideramos que está bien o mal.

Pasamos de ser víctimas a ser conscientes de nuestro poder de elección. Podemos elegir agradecer las oportunidades que nos ofrece la vida de aprender y avanzar o podemos simplemente quejarnos de lo que nos ha tocado vivir.
Cuando agradecemos lo que nos sucede, le estamos diciendo: SI!!! estoy dispuesto a aprender las lecciones que necesito aprender, ya sean de relaciones, laborales, de salud, económicas o profesionales.
Sin embargo, agradecer lo que aparentemente puede parecer un desastre es bastante más difícil que sentir agradecimiento cuando todo nos va sobre ruedas.
Agradecer no implica negar el dolor, pero cuando transcendemos el dolor, la rabia, etc…, agradeciendo en medio de la situación que nos ha tocado vivir, nos abrimos a las infinitas posibilidades que nos brinda la vida de avanzar hacia más felicidad y más plenitud. Muchas personas han declarado que después de sufrir desengaños, pérdidas, enfermedades, incluso vivencias tremendamente traumáticas, se han sentido agradecidos por las experiencias que les han aportado.
Agradecer a Dios en medio de todo lo que estamos viviendo en el presente, aunque momentáneamente no veamos el porqué de una situación dolorosa, nos da el poder y la energía necesaria para realizar cambios positivos. Nos ofrece la oportunidad de crecer y de avanzar en todos los aspectos de nuestra vida.
Si nos quedamos en el victimismo, quejándonos de nuestra mala suerte, perdemos la oportunidad de sacar todo nuestro potencial a la luz…nuestra creatividad, nuestros talentos, nuestros recursos internos, nuestro ser.

Cuando nos ocurre algo que no entendemos, podemos preguntarnos:
1.- ¿Qué puedo/que necesito aprender de esta situación?

2.-¿Cómo puedo mejorar mi vida y la de los que me rodean?
3.- Qué lecciones esconde este acontecimiento?

Siempre podemos elegir. El momento de poder está siempre en el presente y es sólo transcendiendo lo aparentemente nefasto que podemos cambiar el futuro. Es en el presente, que creamos nuestro futuro.

Toma tu presente y actúa: Agradece a Dios la oportunidad que te ofrece de aprender.